A partir del año de vida los niños han eliminado todas las defensas maternas de su sangre y se enfrentan por sí solos a los diferentes agentes infecciosos. Una edad que coincide con el comienzo de su autonomía: manipular objetos, desplazarse e interactuar con otros de su edad y con adultos diferentes a sus padres. Más aún si acuden a la guardería. Por ello, es normal que presenten infecciones con cierta frecuencia. La mayoría de las veces se tratarán de cuadros leves que, en unos días, se resolverán sin complicaciones, aunque hay excepciones. Seleccionamos algunas de las enfermedades más comunes en la infancia.
1. Infecciones otorrinolaringológicas
Las enfermedades más comunes en la infancia relacionadas con este tipo de infecciones son la otitis, la faringitis, la amigdalitis, y patologías respiratorias (catarro, gripe o bronquiolitis) o gastrointestinales (vómitos y diarrea).
Los virus, las bacterias, los hongos o los parásitos pueden estar detrás de estas infecciones, aunque las más frecuentes en menores de cinco años son las víricas. Conocer el patógeno que causa la enfermedad determinará el tratamiento a seguir.
¿Cómo tratarlas?
Para la mayoría de ellas, no existen fármacos eficaces, sino que se emplean para tratar los síntomas como la fiebre, el dolor o la deshidratación. Será el propio sistema inmune del niño el que genere las defensas que eliminen el virus.
Pese a ello, en infecciones más graves, como el virus del herpes simple, de la hepatitis C o del sida, sí existen tratamientos antivirales.
2. Infecciones bacterianas
La amigdalitis, la otitis, la bronquitis y las neumonías son algunas de las enfermedades más comunes en la infancia que también se consideran epidemias bacterianas.
Cómo tratarlas
Existen diferentes medicamentos antibióticos que ayudan al sistema inmune a resolverlas. Si bien las bacterias son capaces de evolucionar y generar resistencia a estos fármacos, lo que hace incidir en no abusar de los antibióticos.
3. Enfermedades exantemáticas
Son aquellas que aparecen como “erupciones cutáneas” y algunas de ellas son la varicela, el sarampión, la escarlatina o la rubéola. Suelen ser mucho más frecuentes en niños, aunque también pueden afectar a adultos.
Cómo tratarlas
Cada una de ellas suele tener un tratamiento diferente para controlar la enfermedad. En cualquier caso, siempre debe ser supervisado por un pediatra. Normalmente deben permanecer aislados en casa y se debe vigilar que no se rasquen demasiado (para evitar más irritaciones). Se puede disminuir la fiebre mediante medicamentos antitérmicos (que deben ser previamente recetados por un doctor) y antivíricos específicos.
4. Otras enfermedades típicas en la infancia
Hongos
La mayoría de las infecciones por hongos en los niños sanos suelen afectar a la piel, sin invadir órganos internos, por lo que no revisten gravedad. El pie de atleta o la tiña son dos ejemplos. En este caso, el tratamiento reside en medicamentos antifúngicos.
Parásitos
En cuanto a los parásitos, como las lombrices intestinales, giardiasis u oxiuros, suelen causar síntomas gastrointestinales como diarrea o dolor abdominal. Si las condiciones higiénico-sanitarias son adecuadas, no tienden a ser frecuentes ni graves en nuestro medio. De nuevo, cuentan con medicamentos específicos antiparasitarios.

¿Cómo prevenirlas?
La vacunación es la medida más eficaz en cuanto a la prevención de estas enfermedades. Es fundamental que sea completa y correcta para evitar el contagio de infecciones potencialmente letales, especialmente en los más pequeños o con patologías graves.
Cuanto más pequeño es el niño, más inmaduro es su sistema inmune y mayor es el riesgo de secuelas debido a que el cerebro y muchos otros órganos se encuentran aún en desarrollo. Por ello, se recomienda iniciar la vacunación en los primeros meses de vida.
Las formas de contagio son muy variadas, ya que dependen del germen de origen: vía respiratoria, vía fecal-oral y por contacto directo o con objetos contaminados. Por la primera vía, como con la gripe o la bronquitis, los microorganismos viajan en partículas diminutas que desprendemos al respirar o hablar. En cuanto a la segunda vía, como en las diarreas, los microorganismos se eliminan en las heces y podemos transmitirlas a través de nuestras manos o bien al ingerir agua o alimentos contaminados, si no hay una adecuada higiene. Por último, se pueden contagiar mediante el contacto directo o mediante objetos contaminados con líquidos orgánicos como sangre, mucosa o saliva.
Sin embargo, comprendiendo la naturaleza de los niños, es muy difícil prevenir la mayoría de estas. Además, en muchas ocasiones se empieza a transmitir el germen días antes de la aparición de los primeros síntomas.
Algunas medidas para evitar contagios de las enfermedades más comunes en la infancia:
- Llevar a cabo una correcta higiene de manos, especialmente tras el contacto con secreciones respiratorias, heces o saliva.
- Realizar una adecuada manipulación y conservación de alimentos (lavar bien frutas y verduras antes de su consumo, adecuada refrigeración de los alimentos).
- Poner la mano a modo de barrera o retirar la cara al toser o estornudar.
- Evitar compartir vasos o cubiertos y no dar besos en la zona cercana a la boca.
Dra. Marta Botrán Prieto
Pediatra especialista en cuidados intensivos pediátricos y neonatales
Clínica Universidad de Navarra en Madrid