Sabemos que el color de los ojos o de pelo, la forma de la nariz y hasta el hoyuelo de la barbilla son rasgos que heredamos y no podemos modificar de manera natural (salvo que recurramos a intervenciones estéticas). Pero, ¿qué ocurre con el desarrollo cognitivo? ¿Se trata también de un atributo exclusivamente genético, o hay algo que podamos hacer para que un niño sea más inteligente?
5 Estrategias para hacer que un niño sea más inteligente
La inteligencia humana es un concepto complejo y multifacético que se refiere a la capacidad de aprender, resolver problemas, razonar y adaptarse al entorno. Según numerosos estudios, viene determinada por una intrincada —y prácticamente equilibrada— combinación de factores genéticos y ambientales. Es decir, más allá de la herencia, la educación recibida y el entorno en el que crece una persona juegan un papel crucial.
De este modo, un niño que es adecuadamente atendido, motivado y alentado tendrá una mayor destreza a la hora procesar la información, aprender de la experiencia y aplicar los conocimientos eficazmente, que otro que crece sin los debidos estímulos (aunque la genética le favorezca).

Teniendo clara esta premisa, estas estrategias podrían ser de gran ayuda para incentivar la mente y el progreso cognitivo de los hijos:
1. Estimulación temprana del bebé
Proporcionar desde temprana edad un entorno estimulante mediante juguetes educativos, lectura de cuentos y actividades que promuevan la exploración, resulta muy beneficioso para el desarrollo cerebral. También es recomendable permitir el movimiento libre del bebé para que pueda saciar su curiosidad investigando a su antojo y aprendiendo el concepto causa-efecto.
2. Juego libre y creatividad
A medida que van creciendo, el juego sigue siendo la herramienta más poderosa para impulsar las habilidades mentales. Algunos juegos, como las construcciones, los de estrategia y los de codificación, tecnología y ciencia, resultan imprescindibles. Otra buena idea es impulsar todo tipo de actividades que aviven la creatividad, así como favorecer la observación y experimentación en la naturaleza.
3. Apego seguro

Además de los innumerables beneficios que tiene ser educados con inteligencia emocional y apego seguro, los científicos han relacionado este modelo de crianza con una mejor formación de las conexiones neuronales en el bebé, lo que a su vez favorece el potencial intelectual y la actitud hacia el aprendizaje.
4. Fomento de las habilidades sociales
Cuando los padres impulsan las habilidades sociales de sus hijos, no solo les ayudan a cultivar relaciones saludables y fortalecer la empatía, sino que además contribuyen a aumentar su inteligencia. Porque un niño que es capaz de comprender las emociones ajenas estará más preparado para analizar de una manera positiva los desafíos que se le presenten y tomar decisiones racionales sopesando las posibles opciones.
5. Vida saludable
Es de sobra conocido que una dieta equilibrada y nutritiva resulta esencial para la salud mental. También el ejercicio regular ha demostrado tener efectos positivos en el rendimiento intelectual, pues mejora la concentración y el éxito académico en la infancia y en la adolescencia.
La importancia de estimular desde el respeto y el equilibrio

No obstante, y aunque la idea de hacer que el niño sea más inteligente puede ser tentadora para los padres, es fundamental comprender que el desarrollo cognitivo es un proceso complejo y lento, y, por tanto, no existe ninguna medida que vaya a mejorar de manera directa e inmediata la destreza intelectual.
Asimismo, cada persona es única y tiene sus propias fortalezas, debilidades, intereses y ritmos. Por ello, hay que comenzar explorando los talentos individuales, y alentar siempre desde el respeto y el equilibrio. Y es que una presión excesiva y unas expectativas demasiado altas por parte del entorno no solo no beneficia, sino que puede llegar a resultar muy perjudicial.