Durante el proceso de la crianza, a menudo nos encontramos con situaciones en las que nuestros pequeños tienen opiniones, deseos y necesidades propios que contrastan con lo que consideramos lo mejor para ellos. Si alguna vez te has preguntado cómo evitar conflictos en casa y fomentar una relación armoniosa con tus hijos, quizás sea hora de negociar con los niños. Una correcta negociación puede convertirse en una herramienta maravillosa para promover la comprensión mutua y la cooperación en casa. Si no sabes cómo establecer un equilibrio entre poner límites y dar voz a tus hijos para construir un ambiente familiar donde todos se sientan escuchados y respetados, sigue leyendo y te contamos todo.
Negociar con los niños y sus obstáculos
Aunque en el trabajo o nuestra vida cotidiana seamos expertos en el arte de la negociación, cuando se trata de nuestros hijos e hijas, nos enfrentamos diferentes tipos de desafíos. No siempre es sencillo y esto se debe a varios motivos, tales como:
Emociones en juego
Es usual que a menudo recurran a tácticas emocionales, como la culpa o los berrinches, en sus intentos de conseguir lo que quieren. Por nuestra parte, como madres y padres, también podemos dejarnos llevar por nuestras emociones y reaccionar de manera menos ecuánime de lo que lo haríamos en otro entorno.

Problemas que se repiten
En casa, entablamos conversaciones similares una y otra vez: hora de dormir, tiempo frente a la pantalla, comidas y otros asuntos recurrentes. Esto puede llevarnos a caer en patrones y hábitos en la forma en que respondemos.
Falta de preparación
Las negociaciones con los niños a menudo surgen de manera inesperada y giran en torno a asuntos cotidianos, como las tareas del hogar o los postres. A diferencia de las que se desarrollan en otros ámbitos, en casa no siempre nos preparamos psicológicamente o nos encontramos con la fuerza y el razonamiento necesario para hacerlo de una manera más fría.
Para tratar de algo con ellos de forma efectiva, debemos aplicar nuestras habilidades y lograr acuerdos que beneficien a ambas partes, ahorren tiempo y fortalezcan los vínculos familiares.
Claves para negociar con nuestros hijos
1. Prioriza la relación con ellos
Más allá de cualquier asunto que debáis tratar, la relación con los niños debe ser tu principal prioridad. Como madre o padre, es esencial que tu hijo se sienta seguro y protegido contigo en todo momento. Es importante que, para negociar, ambas partes se sientan cómodas y que no prime el miedo, la angustia o la sobrecarga emocional. Si se encuentran en medio de una crisis, un momento de tensión o un berrinche, hay que aguardar a que se le pase para encontrar un terreno en común y que sean permeables a la comunicación.
2. Pregunta y aclara
Aunque conocemos a nuestros hijos e hijas mejor que nadie, siempre hay aspectos que escapan a nuestro entendimiento. ¿Y qué hacemos cuando eso sucede? ¡Preguntamos! Lo esencial en toda negociación es conocer qué, cómo y por qué sucede, tanto para entender como para hacerles sentir comprendidos. Por otro lado, las preguntas clave pueden ayudarles a que piensen y analicen lo que sucede.
3. Elige la estrategia y el momento correcto
No todas las batallas merecen ser libradas. Así como postergamos estratégicamente la conversación sobre determinados asuntos y tomamos decisiones firmes respecto a otros, no es cuestión de pelear cada punto, por lo que es importante priorizar. Lo mejor, en casa, es saber elegir cuándo es el momento adecuado para abordar ciertos temas.
Conviene saber también cuándo retirarse y cuándo profundizar en una conversación. Además, debemos evitar recurrir constantemente a respuestas como “Porque lo digo yo”, ya que esto suele llevar a que nuestros hijos se desconecten de la conversación o la perciban como injusta. Las negociaciones son negociaciones, no órdenes explícitas.
Ten en cuenta que la sensación de control es fundamental para ellos. Cuando sienten que tienen cierto grado de control, son menos propensos a comportarse de manera desafiante y tienden a cumplir mejor las reglas establecidas. Esto implica considerar si algunas cuestiones son innegociables, otras son discutibles o si algunas simplemente pueden posponerse por el momento. Con el tiempo, te darás cuenta de que muy pocos asuntos son verdaderamente incuestionables, lo que permite involucrarlos en la toma de decisiones y empoderarlos.
4. Presenta tus ideas de forma atractiva
No se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice. Podemos minimizar los conflictos presentando nuestras ideas de una manera que facilite la aceptación. Gran parte de nuestras conversaciones consisten en ofrecer y en presentar contraofertas, pero la clave está en encontrar los puntos en común.

5. Incluye opciones
En lugar de plantear una única opción, proporcionar dos o tres alternativas que se alineen con sus prioridades aumenta la probabilidad de que digan sí.
6. Aborda desde la equidad
Aunque sean jóvenes, muchas veces exigen igualdad. Sin embargo, debemos enseñarles que la justicia no tiene que ver con la horizontalidad y la verticalidad del vínculo, sino con lo que es mejor para todos. Ten en cuenta que utilizar la palabra ‘injusto’ les permite expresar cómo se sienten, por lo que es importante que a pesar de que no les gusten los resultados, puedan sentirse comprendidos.
7. Escucha y aprende
Los buenos negociadores saben cuándo callar. El silencio es a veces una poderosa herramienta que evita concesiones unilaterales y da a nuestros hijos la oportunidad de contribuir a la solución.
En lugar de imponer nuestras decisiones de manera autoritaria, mantengámonos un momento en silencio para permitir que los niños participen en la conversación. Esto no solo fomenta la colaboración, sino que además refuerza la idea de que su palabra se escucha y se respeta. Esto además les enseñará a poder negociar en el futuro, cuando crezcan y se vean obligados a afrontar distintas situaciones.